viernes, 17 de octubre de 2014

Apaches
(Sonora)



Sus creencias se originaron en los bosques canadienses. La forma de vida estaba fuertemente marcada por la caza y las largas esperas, que se resolvían en momentos de extrema actividad. Dado que muchas veces cazaban en solitario, valoraban el individualismo y las decisiones personales. Esta falta de vínculos formales evitaba que se establecieran estructuras tribales muy organizadas. 
Los apaches permanecían nómadas, siguiendo las migraciones de los animales, lo que introducía un elemento de respuesta agresiva en sus conductas. Por ello fueron los primeros indios en poseer caballos robados a los europeos, ya que el contar con los animales les permitía ampliar sus territorios de caza.
Asimismo eran progresistas, introdujeron orientaciones nuevas, como en la vestimenta. Algunos grupos adoptaron el tipi como vivienda, en vez de la tradicional recubierta de maleza, hecha con los mismos materiales con los que confeccionaban soberbios trabajos de cestería.
Las mujeres reunían el alimento, madera y agua, mientras los hombres salían a cazar e invadir. Las tribus occidentales marcaban su descendencia por la línea matrilineal, las demás partían de ambos padres. Practicaban la poligamia si la situación económica lo permitía, y los casamientos eran fácilmente rompibles.
La religión era una parte fundamental de la vida apache. Su mitología trata de la búsqueda de la patria ayudados por los "dioses gemelos de la guerra", los cuales viajaban por la tierra y establecían los límites del mundo y las zonas en que los grupos podían vivir.
Para los apaches el mundo estaba en continuo movimiento y muchos de sus rituales se centraban en elementos inmediatos y espontáneos. El aire, el viento, forman parte de las personas y los seres minerales, el mismo poder que calentaba un grano de arena, daba energía a las personas.
Sus dioses principales, Gan (espíritus de las montañas) derivan su fuerza de los bosques y el desierto, se retrotrae al Oso y la Serpiente y se vinculan con el Rayo y las Estrellas. Estos espíritus bailan de noche frente al fuego, su danza es de búsqueda y vienen de las cuatro direcciones.
Durante la representación el pueblo revive el origen de los apaches y las migraciones de sus antecesores. Las bendiciones de los espíritus pasan por las mujeres de la tribu, que los encierran en un círculo que se mueve lentamente y que se baila alrededor de la lumbre.
Sin embargo a los espíritus les acompaña un payaso que les sigue agitando maracas e imitando sus movimientos, y éste es el más sagrado, el que guarda a los espíritus de las montañas y aleja las influencias negativas del círculo.
Para el pueblo apache la necesidad de celebrar es tan sagrada como el cántico del chamán; sus celebraciones son una afirmación de la vida.


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