Teotihuacanos
(México)
El yacimiento arqueológico de Teotihuacán contiene los
restos de la ciudad más antigua del continente americano, situado en el
municipio mexicano homónimo, 45 km al noreste de la actual ciudad de México. El
lugar fue ocupado por primera vez en los siglos I y II a.C. De ser un pequeño
asentamiento pasó a convertirse en una importante ciudad en el siglo II d.C.,
hasta cerca del año 700 d.C. Se han formulado varias hipótesis para explicar su
decadencia y posterior abandono: disensiones internas, cambios climáticos, o
invasiones de pueblos del norte. Su población se dispersó por la región central
de México y también en lugares apartados, llegando algunos a establecerse en
los países que en la actualidad son los de El Salvador y Nicaragua. La ciudad
ocupaba una superficie muy amplia, 21 km2, y llegó a estar poblada por 125.000
habitantes siendo considerada ya en ese entonces una de las ciudades más
grandes del mundo. Sus notables monumentos incluyen las Pirámides del Sol y de
la Luna, unas de las edificaciones más grandes jamás construidas, la Ciudadela,
el templo de Quetzalcóatl y la Avenida de los Muertos, que es una amplia vía
flanqueada por los restos de antiguos templos de casi 2.000 m de longitud. Los
muros de algunos de ellos están decorados con frescos de color que representan
temas mitológicos o religiosos. El conjunto de las casas seguía un trazado
urbanístico en forma de cuadrícula que rodeaba el centro monumental de la
ciudad. Los habitantes de Teotihuacán, que, en realidad, fue una verdadera
ciudad-estado, tuvieron estrechos contactos con la contemporánea cultura maya
del Yucatán y de Guatemala, y su cultura ejerció una importante influencia en
posteriores civilizaciones mexicanas como la de los aztecas.
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